Artículo escrito por Saúl Zúñiga, terapeuta de Psicoterapia Adultos y publicado en Guioteca.com Psicología y Tendencias.
En el último tiempo ha crecido la demanda por informes psicológicos de todo tipo, así como también ha aumentado su presencia en el vocabulario cotidiano. Sin embargo muchas personas no tienen muy claro en qué consisten o a qué se enfrentan cuando les hablan de informe psicológico. En resumen, un informe psicológico es un documento emitido por un profesional (en este caso, un psicólogo) que da cuenta de su evaluación profesional de uno o varios aspectos dentro de su competencia.
Por ejemplo, hace no mucho, una persona me consulta en un contexto informal: “a mi mamá le están pidiendo un informe psicológico”. Yo naturalmente, le pregunto algunos detalles al respecto para poder orientarle. La mirada de asombro de esta persona responde sin necesidad de que diga una palabra. Sin embargo, continúa: “No tengo idea, parece que por un tema de memoria… el doctor no la vio muy bien… no sé en verdad, parece que la está pasando mal en la casa”.
Este tipo de situaciones se ha vuelto más común de lo usual; ya sea de parte de padres desorientados en relación a cómo, cuándo, dónde, y (más importante) por qué evaluar a sus hijos; hasta adultos preocupados por evaluaciones laborales. A continuación les presento una corta lista de ciertas nociones básicas que los pueden ayudar a encontrar lo que buscan y no llevarse una decepción.
– “¿Para quién está dirigido el informe?”
También se formula como, “¿quién leerá el informe?” A veces el informe será pedido en relación a un tratamiento médico, a veces en el contexto de una evaluación de dificultades en el colegio, en otro momento quizás una evaluación tendrá como fin un diagnóstico para una terapia. De esto dependerá qué factores se tomarán en cuenta a la hora de evaluar, detalles acerca del tipo lenguaje técnico que se usará, y cuáles serán los contenidos que abordará (especialmente pensando en la protección del derecho a la intimidad y confidencialidad del evaluado). Por ejemplo: será muy distinto un informe que a ser leído por un médico, o un profesor, otro psicólogo, o hasta para ser presentado en alguna otra instancia (ej: a un jefe en el ámbito laboral).
– “¿Cuáles son los objetivos que persigue el informe?”
Esta pregunta nos lleva a pensar “¿qué es lo que se pretende evaluar?”. Existen evaluaciones psicológicas de personalidad, de inteligencia (que pueden o no incluir manejo del lenguaje, conocimientos específicos, habilidades manuales, memoria, etc.), dirigidas a la orientación vocacional, a la medición de funciones neurológicas, y muchas más. A la hora de solicitar un informe, es imprescindible que tanto evaluador como evaluado estén claros en los objetivos que se buscan alcanzar. Recuerdo haber escuchado la anécdota de una persona a quien que su psiquiatra le pidió un informe psicológico, y no se dio cuenta que no sabía qué era lo que necesitaba saber hasta que se vio sentada frente a un perplejo psicólogo.
– “¿Cuáles serán los costos y la duración de la evaluación?”
Por último, ya sabiendo lo anterior, se puede diseñar en conjunto con el profesional una evaluación pertinente a cada caso en particular. En este punto es muy importante que se informen de las referencias de costos y de tiempo necesario para realizar la evaluación. Esto con el fin de que ambas partes estén al tanto y de acuerdo con las condiciones planteadas para la misma. Por último, también será relevante clarificar de antemano si se emitirá un informe escrito, o si basta con una sesión de devolución respecto de los resultados.
Espero que estos pequeños consejos les sirvan para orientarse cuando necesiten buscar un profesional, o simplemente les pidan un informe. Recuerden que pueden dirigirme preguntas o inquietudes, e intentaré responderlas lo antes posible.
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